¿La batalla arreció?


¿LA BATALLA ARRECIÓ, O ACABARON NUESTRAS FUERZAS DE RESISTENCIA?


Lea con atención el siguiente párrafo bíblico de Efesios 6. 13-20:
“Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar”.
Habla de ESTADO y CONDICIÓN. Nuestro estado debe ser el de oración y vigilancia permanente; y nuestra condición debe ser la de vivir armados. 

Armados con la Verdad; la Justicia; el Evangelio; la Fe; la Salvación, y la Palabra de Dios.

Por tanto, NUESTRA URGENCIA ES ORAR Y VELAR. El orar sin cesar nos hace PERCIBIR las batallas y estrategias del Enemigo, en una actitud de diálogo (toda oración) con el Señor para alinearnos permanentemente con Su voluntad y sus deseos, y en actitud de humildad (súplica)y que permanezcamos velando para que nuestra oración no decaiga o merme; para lo que deberemos hacer una campaña personal privada de súplica por todos los santos, y así también descubrir quiénes verdaderamente están en la brecha de la guerra espiritual por toda la Iglesia; en este caso, Pablo, NO YENDO AL FRENTE DE LA BATALLA sino orar por los que ya están allí.

Pero, porque hemos descuidado la base, el ESTADO natural y permanente del cristiano, que es ORAR SIN CESAR, luego atropellamos todo, para tomar la delantera en nuestra propia fuerza, negandole a los grandes intercesores, siervos, ministros verdaderamente incumbidos de orar por toda LA IGLESIA, como Iglesia, y en representación de ella (Hch. 6. 4), que sean quienes estén en frente de la batalla como ejemplo y mayormente apertrechados para la guerra, a fin de proteger a la Iglesia, y en vez de vencer, caemos, generando vergüenza y ridiculidez para la Iglesia.

El liderazgo debe incentivar a los hermanos, como aquí Pablo, y enseñarles a ORAR SIN CESAR, y VELAR. Para que los hermanos puedan permanecer orando y velando en su debido lugar, no en el frente de la batalla. Deben ser enseñados a DIALOGAR CON EL SEÑOR (oración), y HUMILLARSE en todo tiempo (súplica).

Tomemos el ejemplo de la diabólica campaña a favor del aborto en Argentina. Si el liderazgo de la Iglesia no educa a los hermanos en estos dos aspectos, la ORACIÓN y el VELAR, ellos saldrán a la calle a batallar contra el Gobierno, en vez de hacerlo contra el Diablo y sus demonios, y no respetarán a los genuinos siervos de Dios que VIVEN EN LA BRECHA por toda la Iglesia (Cl. 1. 24), y una iglesia donde cada salvo sale a pelear por su cuenta, o por cumplir una agenda de directores carnales que sólo buscan gloria para sí, o por la presión del mundo, desconociendo el permanecer en la POSICIÓN correcta de sujeción y obediencia, no tiene otra posibilidad sino la de ser derrotada.

La segunda incumbencia dada por Dios al liderazgo como aquí Pablo, además de enseñar a los hermanos a orar y velar, es apertrecharles con la Verdad, la Justicia, el Evangelio, la Fe, la Salvación, y la Palabra de Dios. ¿Lo estamos haciendo?   

La disputa por posición, gloria y fama en las campañas aparentemente de batalla de toda la Iglesia cristiano-evangélica; y la ignorancia funcional de quienes no llegan a captar los mensajes proféticos y apostólicos de la Biblia a través de otros siervos hoy, y se oponen, se rebelan, los ridiculizan, les persiguen, y hasta hacen campañas de desprestigio contra ellos, embrutecen  a la Iglesia, y la vulnerabiliza despojándola de las necesarias armas para su victoria.

Si usted, siervo de Dios, hace un examen meticuloso de la vida de los hermanos, comprobará que viven DESARMADOS de Verdad, Justicia, Evangelio, Fe Salvación y la Palabra de Dios, pero cambian su foto de perfil en el Facebook, hablan hasta por los codos de sus opiniones, arrostran contra los gobiernos y salen a la calle a mostrar al enemigo que están en su contra [DESARMADOS]. Pero tal vez, si usted se esfuerza un poquito en ser sincero consigo mismo, llegará a la conclusión que usted tampoco está permanentemente en la debida POSICIÓN PARA VENCER.

Porque estamos muy desprotegidos, y poco y nada adiestrados como debemos permanecer en posición para vencer, terminamos dándole gloria al Diablo al sobredimensionar su poder, hablando más de que lo suyo aumenta y prevalece, en vez de darle gloria a quien ya venció y vencerá completamente, y que es por eso que nos mandó apenas ESTAR FIRMES, pero ARMADOS. A cada batalla de la Iglesia así de desarmada, los creyentes pierden fuerzas para seguir firmes, y se vuelven cada vez menos firmes, por culpa de un liderazgo embrutecido que no ve y afirma que ve, ni es, creyendose ser, y negándoles a otros siervos su lugar en la batalla. 

Tito Berry

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